El Castillo de Villafranca fue erigido por los marqueses de Villafranca a comienzos del S. XVI. Fue utilizado como residencia de estos hasta el s. XVIII, y más tarde incendiado por los franceses durante la Guerra de la Independencia, sirviendo como cárcel de la villa. A finales del s. XIX fue reconstruido por el conde de Peñarramiro, cuyos descendientes aún habitan el Castillo.
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